En el mes mundial del niño, Salud Machalí por medio de su equipo de Salud Mental, concientizó a la población local sobre el maltrato infantil y su entorno.
El maltrato infantil se define como cualquier acción u omisión no accidental, de parte de los padres o cuidadores, que provoca daño físico y/o psicológico a los menores de 18 años de edad, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico; abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que produzca o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye entre las formas de maltrato infantil (violencia por observación).
Andrea Mancinelli, Psicóloga de Salud Machalí, explicó los dos contextos donde está inmerso el maltrato infantil, señalando que “Primero que todo tenemos el maltrato familiar o intrafamiliar; en el cual los agresores directos pueden ser cualquiera de las personas que conviven con el menor y que tienen a cargo su educación, formación y cuidado. Por otra parte está el maltrato extra familiar, el cual se produce fuera del ámbito familiar y que puede ser dirigido hacia el niño como individuo o hacia la infancia como grupo, en él se suele incluir; maltrato institucional, escolar, explotación laboral, abuso sexual, consumismo, maltrato consecutivo al urbanismo, etc.”.
Mancinelli se refirió a su experiencia profesional en el CESFAM Machalí con el maltrato infantil, expresando que “Lamentablemente en varias ocasiones he atendido niños que han sido víctimas de algún tipo de maltrato infantil, y frente a esto se han realizado todas las gestiones correspondientes, como las denuncias pertinentes a PDI, Carabineros, así como también a OPD Cordillera de Machalí (Oficina de Protección de Derechos de la Infancia y adolescencia), para que ellos también puedan derivar los casos de vulneración de derechos a fiscalía, junto con esto, brindo el apoyo y contención al niño que ha sido maltratado, así como también orientación a la familia o adulto responsable que queda a cargo del menor”.
La profesional describió las causas del maltrato al menor, manifestando que “Actualmente, siguen existiendo muchas familias que cuando alguien quiere intervenir en favor de un niño, se dice: él es mi hijo y yo hago lo que quiero con él; es decir, el concepto de "propiedad privada" está internalizado en nuestra forma de ver y entender las relaciones con los hijos, arrastrando por generaciones pautas de crianza maltratadoras de los pequeños, social y culturalmente aceptadas. Entonces, es muy normal que quienes ejercen violencia, no sean capaces de vislumbrar el maltrato como una práctica inadecuada, dañina y con consecuencias nefastas para los niños constituidos en víctimas”.
De esta manera, las causas que explican este fenómeno de violencia responden a múltiples factores. Se pueden mencionar los propios del agresor, como son sus características culturales, biológicas o psiquiátricas; también propios del agredido, por ejemplo, las desventajas del niño en términos de problemas físicos, mentales o el desapego afectivo; factores ambientales, como la pobreza, y factores culturales, tales como que la creencia que el castigo, es parte de la crianza de los hijos, en una sociedad centrada en los derechos de los adultos”.
Respecto a las consecuencias del maltrato infantil, la profesional comunicó que “Dañar a los menores es una causa de sufrimiento constante para ellos y las familias, y puede tener consecuencias catastróficas a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario”.
“En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como; actos de violencia, depresión, trastornos de personalidad, deterioro en el desarrollo de la identidad y autoestima, trastornos del vínculo y apego con otros, consumo de tabaco e indebido de alcohol y drogas, obesidad, comportamientos sexuales de alto riesgo, embarazos no deseados. A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede contribuir a las enfermedades crónicas sin un final feliz”.
La psicóloga de Salud Machalí, indicó las soluciones para superar y afrontar la problemática de infantil, diciendo que “Se necesita establecer nuevos paradigmas en las relaciones humanas y sociales, donde los primeros cambios deben provenir desde los afectos, el apego y la manera de relacionarse dentro de la familia, así como también generar conciencia en los adultos, para sean capaces de pensar, flexibilizarse, sensibilizarse y aceptar los errores cometidos, para entonces tomar decisiones donde puedan buscar formas de abordar el problema o solicitar ayuda a especialistas”.
“A partir de esto, la prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial y para esto, existen programas eficaces de la salud pública que prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos, por ejemplo: Programa Infantil, Chile Crece Contigo, Salud Mental, incluso se han dispuesto salas de estimulación temprana para los niños”
“Sabemos que el pilar fundamental de los pequeños es su familia, pero también cumplen un rol de apoyo importante en la vida de los niños y adolescentes: la escuela y sus profesores. Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del menor, mayores son los beneficios que le pueden aportar a él, por ejemplo, su desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros educacionales, desarrollo de habilidades, educación sexual.”
“Finalmente si detectamos maltrato infantil en nuestra comunidad y entorno debemos acudir a; Servicio Nacional de Menores (SENAME), OPD (Oficinas de Protección de Derecho a la infancia y adolescencia), realizar denuncias por cualquier tipo de maltrato, abandono, negligencia o vulneración de derechos de un niño y/o adolescente (hasta los 18 años de edad) en PDI o Carabineros de Chile”.
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